La movilización, que se llevará a cabo en Plaza de Mayo, un símbolo de la lucha por la justicia y la memoria en el país, se espera que sea masiva, reuniendo a miles de personas de todas las edades y sectores sociales.
Este acto adquiere una relevancia especial en el contexto político actual, marcado por un gobierno cuya postura frente a los crímenes de lesa humanidad genera controversia, con declaraciones polémicas que minimizan el número de desaparecidos y con defensas a represores, incluso la propia vice presidenta dijo que los que combatieron el terrorismo de Estado hoy “están presos”, en una frase reivindicatoria.
Es la primera vez que la CGT se involucra de manera tan activa en esta conmemoración. La presencia conjunta de sindicatos, organismos de Derechos Humanos y juventudes, a pesar de sus diferencias ideológicas, refleja un acontecimiento sin precedentes que tiene por intención una agenda próxima.
Además, este 24 de marzo coincide con el vigésimo aniversario de la histórica decisión de Néstor Kirchner de retirar los cuadros de los dictadores Videla y Bignone de la galería de directores del Colegio Militar, un gesto simbólico que marcó un hito en la reparación histórica hacia las víctimas del régimen militar.
¿Paro?
No obstante, entre las voces críticas se señala que la movilización también responde a un contexto de políticas de ajuste económico que afectan duramente a los trabajadores y sectores más vulnerables, por lo que esta aglomeración de agrupaciones sugiere la convocatoria política con objetivos a corto y mediano plazo.
En medio de este contexto cargado de simbolismo y movilización, surge la posibilidad de que la CGT convoque a un paro general durante los primeros días de abril, siguiendo la estela del histórico paro del 24 de abril, promovido principalmente por Pablo Moyano. Sin embargo, esta propuesta enfrenta obstáculos dentro del propio seno de la CGT, donde distintos integrantes del consejo direcitivo muestran opiniones divergentes.
Muchos popes sindicales consideran necesario reflexionar cada paso con cautela especialmente ante un gobierno que parece no reaccionar frente a las demandas de los sindicatos: privará la negociación. Se espera una foto durante los próximos días que parecerá un acercamiento de partes, pero según pudo averiguar Sonido Gremial, no lo será.
La incertidumbre sobre la efectividad de las medidas de fuerza en un contexto político y económico tan complejo hace que la discusión dentro de la CGT esté marcada por la prudencia y la búsqueda de estrategias más efectivas para canalizar la bronca social.
