La pulseada dentro de la CGT por la postura que adoptará de ahora en más frente al gobierno libertario continúa y los sectores en pugna juntan músculos para tratar de prevalecer en la disputa. El ala dialoguista –en la que predominan los denominados Gordos e “independientes”– insisten en tender puentes con el gobierno para intentar morigerar los efectos de la Ley Bases, su reforma laboral y el paquete fiscal que reimpuso el impuesto a la Ganancias sobre los trabajadores, aunque del encuentro que mantuvieron en la semana con el secretario de Trabajo, Julio Cordero, solo se llevaron la promesa de transmitir sus inquietudes y de armar una “mesa de trabajo tripartita”, con participación del Ejecutivo y empresarios, para comenzar a analizarlas. Mientras que los ausentes en esa reunión, con el triunviro cegestista Pablo Moyano a la cabeza y los gremios que se encolumnan con el camionero -la Corriente Federal que encabeza el bancario Sergio Palazzo, sindicatos industriales como el Smata y otros de servicios- consideran que es necesario retomar el plan de lucha para ponerle freno al rumbo de la política económica y laboral de la Casa Rosada. A pesar de que ambos bandos reivindican la necesaria unidad de la CGT, la definición ya tiene fecha: el jueves 25 está convocado el consejo directivo para dirimir el camino que adoptará la principal central sindical del país ante la crítica situación económica y social.
Estado deliberativo
Tras la sanción del Congreso de la Ley Bases y su paquete fiscal, la CGT entró en un estado deliberativo para definir la estrategia frente al gobierno libertario que avanza sobre los derechos adquiridos de los trabajadores. La última reunión de la “mesa chica” ampliada de la central sindical –del 10 de julio en UPCN- mostró las diferencias de criterios entre los gremialistas. Las conclusiones del encuentro repartieron concesiones: el sector dialoguista impuso pedirle una reunión al secretario de Trabajo para llevarle sus preocupaciones con la idea de abrir un canal de diálogo con el Gobierno; mientras el ala dura le puso fecha (el 25 de julio) a la convocatoria al Consejo Directivo cegetista, con el objetivo de retomar el plan de lucha contra la política económica y social de la Casa Rosada.
El punto de acuerdo fue la definición de la estrategia judicial ante la reimplantación de Ganancias: la CGT no hará una presentación pero respaldará todas aquellas que los gremios directamente afectados llevarán a los tribunales.
Pliego de reclamos
Atento, Cordero aceleró su propia jugada y lanzó el convite al triunvirato cegetista al “diálogo social”, en un encuentro que se selló en la semana. La nutrida delegación de la CGT encabezada por los triunviros Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (Estaciones de Servicio) –con el faltazo del camionero Pablo Moyano– llevó un pliego de reclamos a la sede del degradado exministerio de Trabajo.
Pidieron que el Gobierno retire la apelación ante la Corte Suprema de la sentencia de la Cámara de Apelaciones del Trabajo, que declaró la inconstitucionalidad y suspendió la aplicación del capitulo laboral del mega DNU 70/23. Cuestionaron la redacción de distintos artículos de la reforma laboral que incluyó la Ley Bases y solicitaron modificar el texto en su reglamentación, en particular los vinculados a la libertad sindical, protección antidiscriminatoria, intermediación laboral, el concepto de «trabajadores colaboradores» autónomos y fiscalización del empleo informal. En el mismo sentido, pidieron que se eleven los pisos que el paquete fiscal establece a partir del cual los trabajadores volverán a tributar Ganancias, además que se excluyan del impuesto las horas extras y viáticos.
También demandaron el mantenimiento de las negociaciones paritarias sin intromisión del Gobierno, así como la agilización inmediata de los acuerdos ya firmados y aun no homologados. Por último, la delegación cegetista transmitió su preocupación por el presente laboral y reclamó un programa de gobierno que contemple a la producción, el desarrollo y el trabajo.
La respuesta del secretario de Trabajo y exabogado de Techint fue que transmitiría las inquietudes planteadas y formar dentro de 15 días una “mesa tripartita” junto al Ejecutivo y empresarios para analizarlos. Cordero busca una tregua que le de tiempo al gobierno y le permita avanzar en sumar a la central sindical a la conformación del Consejo de Mayo, que se encargaría de transformar en proyectos el decálogo que Milei impuso en el llamado Pacto de Mayo, firmado por 18 gobernadores de diferentes signos políticos el 9 de julio en Tucumán. Uno de sus puntos es una reforma laboral, que profundizaría el avance sobe los derechos de los trabajadores.
Vocación dialoguista
A pesar de solo llevarse promesas en el bolsillo, varios de los sindicalistas que participaron del encuentro con Cordero renovaron luego su vocación dialoguista con el gobierno con distintos matices. «El sistema de Milei no cierra con el modelo sindical argentino, la política de este gobierno no cierra con los sindicatos adentro», dijo Daer. Pero también sentó postura sobre la estrategia de la central al responder al pedido de una CGT “más combativa”: “hay gente que dice ‘hacele paro’, pero no es fácil administrar el poder de presión que significa la acción sindical frene a una sociedad que está partida”, definió. “Hay un concepto de supervivencia que da esperanzas”, agregó.
Más explicitó fue Gerardo Martínez, durante una reunión de dirigentes cegestistas con parlamentarios estadounidenses en la embajada de los Estados Unidos, de la que participó el embajador Marc Stanley. El líder de la UOCRA y secretario de Relaciones Internacionales de la CGT sostuvo que “se inauguró un ciclo de buenas relaciones con el gobierno”. “Apostamos que eso se mantenga, que no sea una cuestión circunstancial o discrecional sino parte de una política establecida por parte del gobierno, porque desde la CGT consideramos que ante los problemas estructurales graves de la Argentina no hay ninguna administración política que en la soledad pueda resolverlos”, agregó. Lo acompañaron Andrés Rodríguez (UPCN) y Maia Volcovinsky (Judiciales).
Sello confrontativo
Para los sectores mas combativos de la CGT, las señales que sigue dando el gobierno son alarmantes. La propia central salió al cruce de un nuevo fracaso del Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil, en un comunicado que titularon “Otra vez sopa: un ofrecimiento de los empresarios que no está a la altura de las circunstancias”. Las cámaras empresarias ofrecieron para el mes de julio 245.094 pesos para el SMVyM, frente a los 480 mil que propusieron las centrales sindicales. Allí, la CGT reclama que el Gobierno “no convalide la vergonzosa oferta”, como ya lo hizo en dos oportunidades durante su gestión.
El sector más confrontativo que integra Moyano y los gremios del Frente Sindical; la Corriente Federal que encabeza el bancario Palazzo; el Smata y distintos gremios industriales consideran que no hay mas tiempo para dilaciones. No solo impulsaron los paros del 24 de enero y del 9 de mayo, además del rechazo frontal a la Ley Bases y su paquete fiscal, sino que creen que la crítica situación económica y social requiere que la CGT retome el plan de lucha y avance en una nueva medida de fuerza para frenar la escalada del Gobierno contra los trabajadores.
Los gremios docentes de la CGT van en la misma sintonía. “Sin una oferta aceptable habrá un nuevo paro nacional”, dice el documente difundido el viernes pasado por UDA, CEA, AMET Y SADOP. Los gremios rechazaron la propuesta efectuada la semana pasada del Gobierno de Milei de llevar al salario mínimo del sector entre 380 y 400 mil pesos. “Los salarios mínimos docentes de todo el país se encuentran bajo la línea de pobreza que hoy asciende, para una familia de cuatro integrantes, a 873.169 pesos”, recordó el titular de la UDA, Sergio Romero, y recordó que la propuesta además continúa sin restituir el Fondo Nacional de Incentivo Docente.
El ala dura buscará que el Consejo Directivo del 25 de julio avale la continuidad del plan de Lucha. Buscará el respaldo de las regionales de la CGT que viven de muy cerca las consecuencias de la recesión desatada por la política económica de Milei: pérdidas de puesto de trabajo, suspensiones y salarios a la baja, en medio de un aumento de los procesos preventivo de crisis de múltiples empresas que agravarán la situación.
Por lo bajo, sostienen que las decisiones que adopta el Gobierno debilitan la postura de los dialoguistas que apuestan a morigerar las medidas que afectan a los trabajadores. El propio Ministerio de Economía dejó trascender que la reglamentación del Impuesto a las Ganancias no incluiría la propuesta del ala dialoguista de la CGT de subir los pisos para pagar el tributo.
La pulseada está aun en disputa dentro de la Central Sindical.